SURA 2
Al-Baqara (La Vaca)
Período de Medina
EL TÍTULO de este sura proviene de la historia que se narra en los versículos 67-73. Es el primer sura revelado por entero después del éxodo del Profeta a Medina, y en su mayor parte durante los dos primeros años de dicho período; sin embargo, los versículos 275-281 pertenecen a los últimos meses antes de la muerte del Profeta (el versículo 281 es considerado como la última revelación que recibió). Al-Baqara, que comienza afirmando el propósito que subyace a la revelación del Qur’an en su conjunto –es decir, la guía del hombre en todos sus asuntos espirituales y mundanales– contiene, junto a su constante hincapié sobre la necesidad de vivir conscientes de Dios, alusiones continuas a los errores cometidos por gentes que seguían revelaciones anteriores, en especial los israelitas. La alusión, en el versículo 106, a la abrogación de todos los mensajes anteriores por el mensaje entregado al Profeta Muhammad es de gran importancia para una comprensión correcta de este sura y de todo el Qur’an. Muchas de las normativas legales que aquí aparecen (especialmente en la última parte del sura) –en relación a cuestiones éticas, relaciones sociales, la guerra, etc.– son una consecuencia directa de esta afirmación clave. Se señala una y otra vez que la legislación del Qur’an se ajusta a las necesidades reales de la naturaleza humana, y por tanto no es sino una continuación de la dirección ética que Dios ha brindado al hombre desde el comienzo de la historia humana. Se dedica una atención especial a Abraham, el profeta-patriarca cuya intensa concentración sobre la idea de la unidad de Dios está en la raíz de las tres grandes religiones monoteístas; y la creación del Templo de Abraham, la Kaaba, como dirección de la oración de «aquellos que se someten a Dios» (significado de la palabra muslimun, sing. muslim), pone el sello, por así decirlo, a la identificación consciente de todos los verdaderos creyentes con la fe de Abraham. A todo lo largo de este sura se despliega la quíntuple doctrina coránica que podría sintetizarse como sigue: Dios es la fuente auto-suficiente de todo lo existente (al-qayyum); el hecho de Su existencia, reiterado por todos los profetas, es accesible al intelecto humano; una vida recta –y no sólo la creencia– es el corolario necesario de esta comprensión intelectual; la muerte física irá seguida de la resurrección y del juicio; y todos los que son verdaderamente conscientes de su responsabilidad para con Dios «nada tienen que temer y no se lamentarán».