SURA 27
An-Naml (Las Hormigas)
Período de Mecca
EL PROFETA y la mayoría de sus Compañeros más próximos conocían este sura como Ta-Sin (las letras simbólicas que preceden a su primer versículo). Más tarde, sin embargo, recibió el nombre de An-Naml por una palabra en el versículo 18 que, por estar asociada con las leyendas salomónicas, captó la imaginación de infinidad de musulmanes que escuchaban o leían el Qur’án. Como he señalado en mi nota 77 a 21:82, el Qur’án a menudo emplea tales leyendas como vehículo de alegorías que transmiten ciertas verdades éticas universales; y lo hace por la sencilla razón de que aun antes de la llegada del Islam estas se hallaban ya tan firmemente arraigadas en la imaginación poética de los árabes –en cuya lengua estaba expuesto el Qur’án y a los que iba dirigido en primera instancia– que en su gran mayoría habían adquirido, por así decirlo, realidad cultural propia, lo cual hacía del todo irrelevante el desmentido o la confirmación de su origen mítico. La única cosa relevante en este sentido, dentro del contexto del Qur’án, es la verdad espiritual que subyace en cada una de estas leyendas: esa verdad estratificada y polifacética que el Qur’án extrae siempre, algunas veces explícitamente, otras implícitamente y a menudo alegóricamente, pero siempre con una aplicación clara a
Algunos de los abismos ocultos y de los conflictos en la mente humana. Según el consenso de la mayoría de las autoridades, An-Naml pertenece a la mitad del período de Mecca, ya que fue revelado poco después que el sura anterior.