SURA 59
Al-Hashr (La Concentración)
Período de Medina
LA MAYOR PARTE de este sura (e.d., los versículos 2-17) alude, directa o indirectamente, al conflicto entre la comunidad musulmana y la tribu judía de Banu ’n-Nadir de Medina, y su posterior expulsión. Poco después de la emigración del Profeta y de sus seguidores a Medina, éste firmó un pacto con los Banu ’n-Nadir, por el cual estos se comprometían a permanecer neutrales en el conflicto entre los musulmanes y los paganos de Quraish. Después de la victoria de los musulmanes en la batalla de Badr, en el año 2 heg., los jefes de esa tribu judía declararon espontáneamente que Muhámmad era en verdad el profeta cuya venida estaba anunciada en la Tora; pero un año más tarde, después de que los musulmanes fueran casi derrotados en Uhud (véase sura 3, nota 90), los Banu ’n-Nadir traicionaron su pacto con el Profeta Muhámmad y se aliaron con los Quraish de Mecca con el propósito de acabar de una vez por todas con la comunidad musulmana. Como consecuencia de ello, el Profeta les planteó la alternativa: la guerra o el exilio de Medina llevándose todas sus posesiones. Si aceptaban esta última propuesta se les permitiría regresar cada año para la cosecha de sus plantaciones de palmeras, que en tal caso seguirían siendo de su propiedad. Aparentando aceptar la segunda de las alternativas, los Banu ’n-Nadir pidieron diez días de tregua que les fueron concedidos. Durante este período conspiraron en secreto con los hipócritas árabes de Medina, cuyo jefe era Abd Allah ibn Ubaiy, y este prometió apoyarles con un ejército de dos mil combatientes en caso de que decidieran quedarse en sus asentamientos fortificados de las afueras de la ciudad: “Así pues, no abandonéis vuestros hogares; si los musulmanes os atacaran, lucharemos a vuestro lado; y si consiguen expulsaros, abandonaremos Medina con vosotros.” Los Banu ’n-Nadir aceptaron su consejo, desafiaron al profeta y tomaron las armas. Iniciada la contienda, los musulmanes pusieron sitio a sus fortalezas durante veintiún días –sin que en realidad se produjeran combates; pero cuando la ayuda que Abd Allah ibn Ubaiy les había prometido no se materializaba, los Nadir se rindieron en el mes de Rabíi al-Awwal del año 4 heg., y pidieron la paz. Su petición fue aceptada a condición de que abandonaran Medina, llevándose consigo todos sus bienes muebles, pero no sus armas. La mayoría emigró a Siria formando una caravana de unos seiscientos camellos; sólo dos familias optaron por quedarse en el oasis de Jaibar, mientras que unos pocos individuos llegaron hasta AlHira, en la baja Mesopotamia. Como muestran los versículos 7-8 de este sura, sus campos y plantaciones fueron confiscados; la mayor parte fue repartida entre los musulmanes necesitados, y el resto fue reservado para cubrir las necesidades de la comunidad islámica. Como ocurre siempre en el Qur’án, estas referencias históricas sirven como ilustración de una verdad espiritual: en este caso, la lección de que los creyentes –aunque sean inferiores en número, bienes y equipamiento—acabarán imponiéndose a sus enemigos si se mantienen realmente conscientes de Dios: pues, como afirman los versículos inicial y final de este sura: “Sólo Él es todopoderoso, realmente sabio”. La fecha de revelación es el año 4 heg. El título convencional del sura reproduce la mención de la “concentración [de guerra]” en el versículo 2, si bien algunos de los Compañeros del profeta –p.e., Ibn Abbás—solían referirse a ella como Sura Bani ’n-Nadir (Tabari).